La casa de los Osorio Ospina, ubicada en una esquina del sector de La Badea, justo al frente de la iglesia Divino Niño, comenzó a caerse a pedazos.
La vieja estructura que data de unas seis décadas, no solo se convirtió en una amenaza para quienes la habitan, sino también para los transeúntes que a diario pasan cerca al lugar.
Y así se corroboró cuando el lunes pasado comenzó a ceder el frente de la edificación construida con esterilla y tejas de barro, justo, cuando intentaban reparar parte del techo.
“Estábamos trabajando en recuperar ese pedazo del techo como lo sugirió la Secretaría de Gobierno en una visita que nos hizo, pero desafortunadamente no aguantó y cayó”, indicó Alicia Osorio Ospina, una de las propietarias de la antigua edificación.
Justamente, días previos al derrumbe del techo, el despacho de Gobierno a través del Ompade inspeccionó la casa para conocer las condiciones en que se encontraba, concluyendo que por su posición y ubicación, así como por las afectaciones de la construcción, debía hacérsele (por parte de los propietarios) reforzamiento estructural en cuanto a vigas, columnas y muros.
Asimismo, el ente municipal recomendó demoler la cubierta (techo) porque representaba una sobrecarga a los muros en estado de deterioro, sugiriendo una reconstrucción en estructura liviana (esterilla).
“Para esos trabajos nos regalaron 17 hojas de zinc, seis cuartones y amarres. Pero ni siquiera tenemos cómo pagar la mano de obra”, indicó Javier Osorio Ospina, otro de los propietarios que habitan en la casa.
Finalmente, el Organismo para la Prevención de Desastres, Ompade, al conocer que la vivienda no estaba en los asentamientos localizados en zonas de alto riesgo, sugirió que por su condición debía remitirse una copia del diagnóstico o concepto técnico al Instituto de Desarrollo Municipal para que la familia fuera incluida en un programa de vivienda en un futuro.