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La expresión “De allá me sacan pero muerto”, que Ever de Jesús Orozco, de 59 años de edad, empleaba cada vez que su esposa se refería al barrio donde por años vivió y donde crió a sus hijos, terminó convirtiéndose en una realidad, pues desconocidos armados no le perdonaron la vida.
El hecho de sangre que hoy tiene consternada a la comunidad de Dosquebradas y a la familia de la víctima quien por varios años trabajó para el área de deportes de la Alcaldía de Dosquebradas, fue registrado en horas de la tarde del sábado, mientras Orozco se encontraba en la carrera 1a. del barrio El Balso.
Según testigos, al momento del ataque dos hombres armados se aproximaron hasta Orozco y sin perder oportunidad alguna le dispararon en tres oportunidades por la espalda dejándolo gravemente herido.
Tras los impactos, un vecino de Ever al tratar de establecer lo ocurrido, lo vio tendido en el suelo, por lo que de inmediato abordó un taxi y lo llevó hasta el Hospital San Jorge, lugar donde Orozco estuvo luchando varios minutos.
A pesar de los esfuerzos médicos y de la lucha incesante de la víctima por su vida, su cuerpo no resistió y siendo las 5:30 la tarde del mismo día de los hechos, Ever perdió la batalla con la muerte.
El testimonio de Luz Mary, esposa de Orozco y quien lo acompañó por 34 años de vida, cuenta que a pesar de que ya no residían en El Balso , Orozco acostumbraba ir de visita para jugar parques y compartir con sus vecinos.
En el barrio donde fue atacado Ever a quien llamaban de cariño como el “Viejo” o “Mocho”, era todo un líder quien no perdía oportunidad alguna para idear proyectos en beneficio de la comunidad.
Ever de Jesús, quien también era comerciante, nació en Palestina (Caldas) pero gran parte de su vida la vivió en el Municipio Industrial, estaba casado y tenía tres hijos.
Hace un mes que la familia se enfrentó al dolor del asesinato de uno de sus integrantes también en El Balso, nuevamente se repite la historia.
